Ser maestro consiste en hacerse un pilar fundamental de la sociedad y la cultura. Un guerrero que lucha por la educación, armado con libros, pizarrón y tizas, que a diario se esfuerza por compartir sus conocimientos con la generación del futuro, esa que verá crecer con el pasar de los años, de grados y niveles, llenándolo de orgullo, satisfecho por ver su labor realizada.
En Venezuela, el trabajo es aún más arduo, la educación se ha convertido en un reto en un país que ha abandonado sus escuelas y ha puesto trabas cada vez mayores para el desarrollo estudiantil. Obstáculos que los docentes han ido superando, poniendo por encima de todo el bienestar de los estudiantes.
Para la profesora Eumary García, su profesion va más allá de educar, es una vocación. “Desde un principio sabía que mi vocación era ser maestra, es un regalo muy grande ver a los niños, enseñarles lo principal, las primeras normas y la forma de trabajar en un cuaderno. Es en las aulas que comienza su educación. Lo primero que me llegó a la mente al elegir esta profesión era educar y tengo nueve años sembrando esa semilla del saber en los más pequeños de niveles de inicial”
Pero no todo es vocación, todo trabajo merece una justa reivindicación y más aún aquellos quienes aportan tanto a los jóvenes como lo es la labor docente. Los sueldos de los profesores en la región no son suficientes para cubrir las necesidades cotidianas y se han dado a la tarea de buscar trabajos alternativos para suplir estas carencias, muchas veces dejando a un lado su labor docente, para encargarse de otros menesteres que les otorguen mayores recursos.
Las luchas de los profesionales de la educación se mantienen aún latentes, tanto por aumentos salariales como por beneficios contractuales, deudas que el Ejecutivo Nacional aún mantiene con los docentes. Siguen en pie de lucha, sin dejar a un lado sus labores en las aulas de clase y en cada una de las instituciones educativas del país a pesar de las deficiencias e imposiciones.
“Los tiempos han cambiado y la tecnología es parte fundamental en el proceso educativo. También aprendemos de los alumnos que a veces saben más que nosotros de las computadoras y todos los nuevos aparatos. Nos enorgullece la profesión, pero las remuneraciones no son suficientes para nuestra labor, muchos han tenido que rebuscarse con otros trabajos para poder sustentar a su familia, porque el sueldo no alcanza. Nuestra mayor satisfacción es ver a los alumnos bien educados y hay más cosas buenas que malas”, expresó el profesor Carlos González.
Así mismo, cada día los docentes tienen un aprendizaje constante con sus alumnos, un intercambio de experiencias que se manifiesta en cada aula, con nuevos retos y técnicas que poner en práctica. El avance de la tecnología ha sido crucial en este proceso, con la inclusión de nuevas herramientas que han facilitado el trabajo educativo, la investigación y encuentro de saberes, extendiéndolo a una gama innumerable de material didáctico en todas las áreas del conocimiento.
Para la profesora Yelitza Garrido ser docente en un aprendizaje constante: “La docencia es una carrera muy bonita pues estamos formando a los jóvenes para el futuro, rescatando nuestros valores. Tengo 25 años en la profesión y cada día es un aprendizaje distinto, inclusión de nuevas tecnologías y procesos educativos. El mayor orgullo es ver superarse a esos niños y crecer en el bien y con valores”.
Ser maestro, es tener la vocación de vivir con pasión, la ciencia y el arte, de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso, consciente y bueno, para lo mejor y para el bien, insuflando en sus corazones, la inspiración de crecer, hacia la luz y hacia el amor.
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