Un grupo de jóvenes
estudiantes y seminaristas, capitaneados por José Félix Ribas derrotaron a las
fuerzas realistas de José Tomás Boves y Francisco Morales. En 1947, la Asamblea
Constituyente declaró el 12 de febrero como Día de la Juventud de Venezuela, en
homenaje a aquellos aguerridos estudiantes del seminario y de la Universidad de
Caracas, que junto a un grupo de soldados del ejército libertador, derrotaron a
los realistas en el sitio de La Victoria, impidiendo con ello que las fuerzas
del imperio español, cortaran la comunicación entre Caracas y Valencia. Desde entonces, la juventud venezolana
no ha cesado de luchar por sus reivindicaciones más sentidas, y de soñar con
una sociedad distinta, sin desigualdades, así como en defensa de las libertades
democráticas.
No cesó esta lucha juvenil durante los
años de la oprobiosa dictadura de Pérez Jiménez. Y se expresó en toda su
magnitud el 23 de enero de 1958 en las barriadas populares, en los cuarteles, y
en el seno de la juventud obrera.
Cabe recordar que fueron los
estudiantes de la Universidad Central de Venezuela los que despertaron la
chispa de la insurrección contra la dictadura, un 21 de noviembre de 1952.
Aquella huelga universitaria que
rápidamente se extendió por todo el país, estuvo precedida por la que habían
promovido los estudiantes de los liceos Fermín Toro, Aplicación, Juan Vicente
González, Andrés Bello, Razetti, Caracas y la escuela Miguel Antonio Caro.
Buena parte de aquella juventud que
despertó la lucha contra Pérez Jiménez, vio frustradas sus esperanzas con la
democracia burguesa instaurada a partir de 1959, con el Pacto de Punto Fijo
como garante de su institucionalidad.
Ese anhelo de justicia, fortificado por
la energía propia de la juventud, no se ha detenido ni un momento. Y hoy la
juventud venezolana continúa su lucha desde los sindicatos en defensa de
reivindicaciones laborales, en defensa de las contrataciones colectivas. Desde
el campo la juventud campesina pelea por la tierra y contra el sicariato de los
terratenientes y la complicidad de la Guardia Nacional. Y en los barrios
populares la energía juvenil se abre paso contra la pobreza y la inseguridad.
Mientras que un fuerte movimiento estudiantil se levanta en defensa de las
libertades democráticas, contra la crisis eléctrica y por sus derechos
estudiantiles.
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