Estar
en una silla de ruedas no ha sido impedimento para que Jonathan Benítez tenga
fuerza de voluntad para salir adelante y hacer lo que se propone.
La
población de San Fernando, en el estado Apure, vio nacer a este joven
emprendedor, quien proviene de una familia humilde que le inculcó los valores
del cristianismo.
Con
24 años de edad, Jonathan es el mayor de tres hermanos. Su mamá es peluquera y
su papá mecánico. Todos residen en una acogedora casa de la calle Barinas del
barrio Samán Llorón.
Este
muchacho apureño es prueba viviente de que el espíritu humano no conoce
límites. Su madre, Petra Emilia Villanueva contó que cuando Jonathan nació
sufrió una parálisis facial leve, de acuerdo con lo que le indicaron los
médicos.
“Lo
operaron cuatro veces cuando era pequeño. Estamos luchando con él desde que
nació, porque estuvo 16 días en incubadora y Terapia Intensiva. De verdad
estuvo muy grave. Se salvó milagrosamente gracias al Señor”, dijo su
progenitora.
A
consecuencia del padecimiento, toda su vida ha estado en una silla de ruedas,
pero, esto no ha sido obstáculo para la consecución de sus sueños.
En
la actualidad, Jonathan cursa el noveno semestre de Educación Integral en la
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, núcleo Apure, ubicada en el
municipio Biruaca.
“La
relación con mis compañeros de la universidad es buena. Son muy allegados, no
me discriminan por estar en una silla de ruedas, soy tomado en cuenta e
incluido en todas las actividades”, expresó Jonathan.
Su
lucha y la de sus familiares son constantes, pues, deben costear gastos de
transporte desde su residencia hasta la casa de estudios.
“Cuatro
días a la semana voy a la universidad. Me traslado en taxi, que antes cobraba
50 bolívares, y ahora debo pagar 70, pero, mi familia dice que primero son mis
estudios, y que ya me falta poco para culminar. No dejan de apoyarme en lo que
necesito”.
Vocación
por la comunicación
A
la par de sus estudios de Educación Integral, Jonathan Benítez modera un
programa radiofónico de corte cristiano-evangélico en la emisora Soberana 98.3
FM, desde hace tres años.
“El
programa se llama 98.3 Grados, pero, próximamente le cambiaré el nombre y se
llamará programa evangelístico Enviados de Dios. Este espacio se transmite
todos los sábados de 10 de la mañana a 12 del mediodía”, especificó.
Confesó
que, siempre había tenido la inquietud de producir y moderar un programa de
radio, por lo que hizo las gestiones necesarias para llevar a cabo el proyecto.
“Ese
siempre ha sido mi sueño. Me llamó mucho la atención el medio de comunicación
radiofónico cuando conocí cómo funcionaba, y poder llegarle a la gente con un
mensaje masivo orientado en valores me llena de satisfacción”.
Su
pasión por la comunicación lo sedujo a explorar otras áreas de la profesión,
por lo que decidió realizar un curso de locución, que duró seis meses.
Recientemente,
el joven recibió un certificado de Locutor emitido por la Universidad
Bolivariana de Venezuela (UBV), sede Apure.
“Decidí
estudiar Educación Integral porque en ese entonces la UBV no había abierto sus
puertas aquí. Pero, el Programa de Formación Comunicación Social no está
descartado de mis planes, porque pienso estudiar esa profesión luego de que
termine Educación”, explicó.
Pese
a la discapacidad física que tiene Jonathan, a punta de esfuerzo y voluntad él
y su familia han demostrado que una persona con discapacidades puede ser
también una persona integral.
Además,
de luchar por sus sueños se involucra en cualquier actividad que lo ayude a
mejorar su calidad de vida.
“Estar
en una silla de ruedas no ha sido limitante para cumplir mis sueños y hacer lo
que quiero”, manifestó.
Su
mensaje al resto de los jóvenes que están en las mismas condiciones, y que no
se animan a hacer lo que les gusta “es que se motiven a seguir adelante, que se
levanten y resplandezcan como dice la Biblia”.
Su
progenitora dijo sentirse orgullosa por lo que ha logrado su hijo.
“Es
una alegría y emoción muy grande al verlo hoy, ya casi un profesional. Le
aconsejo que siempre siga esforzándose por lo que quiere. Cuando lo veo, digo:
¡Ahí va mi negro!, hacia delante. Con ayuda del Señor”.
(Por
Beatriz Caraballo)
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