Comienza un año escolar y todo nos parece lo mismo.
Pensamos en los niños, los libros, los uniformes, los nuevos
compañeros
de labores y nos damos cuenta de que, para nuestra
decepción... todo es igual.
PERO ESO NO ES CIERTO! La mirada de cada niño tiene un
mensaje
que debes de aprender a descubrir y a interpretar.
Cada mirada puede ser un nuevo amanecer o una triste tarde
gris.
Cada palabra que brote de sus labios puede ser un susurro de
paz o un
grito de guerra. Tienes el deber y la necesidad de conocer a
fondo
cada uno de tus alumnos y explorar lo que los hace vibrar.
Solamente así estás
ENSEÑANDO A APRENDER Y
APRENDIENDO A ENSEÑAR
los valores que dan sentido a la vida.
No es una manada de seres humanos que pasaron de grado,
son hijos de la vida, fruto de hogares disfuncionales, que
buscan un
refugio en las aulas y en el cariño y la comprensión de sus
maestros.
Aprovecha esta oportunidad que te da la vida de servir con
amor y dedicación, para levantar una futura generación sana y
de valores
morales y éticos; firmes y verdaderos.
Respeta tu vocación y haz de ella un tiempo
de servir y de amar a los que la vida te regaló.
SE UN MAESTRO... SIEMPRE.
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