Carreras, tareas, maestros, compañeros, todo vuelve a ser normal o nuevo después de la temporada de vacaciones, pero ¿qué significa esto para los niños y niñas?
Ya mañana los niños y niñas entrarán nuevamente a clases
y este suceso que se repite después de cada temporada de vacaciones y que no
deja de ser muy, pero muy interesante, en muchos de ellos provoca situaciones
de estrés que se manifiestan con miedo, inseguridad o mucha tensión que pueden
afectar la salud.
Por ello, en este regreso a clases
debemos prepararlos para este momento tan importante para ellos y ellas y tomar
en cuenta que los primeros días, siempre son decisivos para su desempeño
escolar durante todo el año.
El
regreso a clases implica mucha incertidumbre y estrés por varios motivos:
- Si es la primera vez que van a la
escuela, el temor es total, sobre todo por la separación de los padres, la
incertidumbre de un “supuesto abandono”, el desconocimiento de lo que es un
sistema educativo, el conocer a un maestro o maestra que quién sabe cómo será y
el enfrentamiento con muchos otros niños y niñas desconocidos no es nada fácil
de enfrentar.
- Si regresan a nuevo ciclo escolar, el
conocer al nuevo maestro o maestra y pensar en cómo será su relación con ellos
y el extrañamiento del profesor anterior (aunque la relación no haya sido del
todo buena).
-
Si es después de un periodo vacacional intermedio, la incertidumbre y a veces
el temor o la alegría de pensar que todo seguirá como antes dependiendo de cómo
haya sido anteriormente.
- El reencuentro con los amigos queridos, pero también con los compañeros que no caen bien o peor aún con los que se tuvo algún pleito durante el año anterior.
- El reencuentro con los amigos queridos, pero también con los compañeros que no caen bien o peor aún con los que se tuvo algún pleito durante el año anterior.
-
La emoción de estrenar mochilas, uniformes, libros y todo tipo de útiles
escolares que se presumirán a los demás.
-
El temor a la disciplina que de alguna forma se rompe durante las vacaciones y
que acarrea presiones a todos los familiares.
- La frecuente aversión a las tareas
escolares.
- Experiencias previas no gratas en la
escuela o con pasados maestros o compañeros.
- La presión en la escuela, la casa,
las clases especiales y el control del tiempo minuto a minuto.
Es
importante comprender que las vacaciones han permitido el cambio de ciertos
hábitos, tanto alimenticios como del sueño, así como en la disciplina y los
horarios, por lo que es necesario que se vayan ajustando poco a poco, antes del
tan ansiado y a la ves tan temido día de regreso a clases.
Y
para que todo marche bien, sugerimos lo siguiente:
-
Platicar con ellos sobre la importancia del regreso a la escuela y determinar
con ellos lo que se espera de este año y cómo piensan lograrlo.
-Plantear el regreso a clases como algo
positivo y muy importante.
-
Escuchar sus temores, dudas, intereses y expectativas con mucha atención y
orientarlas respetuosamente en todo momento.
-
Establecer y respetar los horarios para levantarse, dormirse, alimentarse,
tomar clases especiales, hacer tareas y jugar o entretenerse.
-
Responsabilizarlos sobre el cuidado de sus útiles escolares, el arreglo diario
de sus uniformes o ropa de escuela, así como de la solución de sus tareas
escolares para evitar el desorden que es causante muchos problemas y tensiones
familiares.
- Supervisar bien su desayuno que es el
principal alimento que les permitirá concentrarse y aprender bien durante toda
la mañana. Con frecuencia es importante incluir un complemento alimenticio para
el recreo, para que no les falten todas las vitaminas y minerales esenciales
para su adecuado crecimiento y desarrollo.
-
Estar pendientes de todos los cambios posibles de conducta o actitud que puedan
ser manifestaciones de algún problema no resuelto en la escuela o en su vida
personal. Tener el cuenta que los problemas para ellos son tan grandes e
importantes, como lo son los nuestros.
-
Tener todo listo para que las prisas no sean otro motivo de estrés, salir a
tiempo para evitar el tráfico y mostrarse contentos en todo momento.
Pero
también durante el año escolar hay que vigilar conductas que nos pueden indicar
que los niños y niñas no se encuentran bien en la escuela, como:
-
Llorar todos los días al entrar a ella.
- Orinarse cuando ya han logrado
controlar este reflejo.
- Simular o presentar dolor de
estómago, cabeza, náuseas y otros todos los días.
-
Sentirlos desmotivados y tristes cada vez que salen de la escuela.
-
Quejarse continuamente ante los padres sobre la conducta de maestros o
compañeros.
-
Presentar algún signo de violencia o golpe.
- Detectar baja de calificaciones sin motivo aparente.
- Detectar baja de calificaciones sin motivo aparente.
Ante
estas señales es importante:
-
Escuchar a los niños y niñas, atender a sus quejas y darles credibilidad hasta
que se demuestre lo contrario
- Hablar con maestros y directores y
comentar los cambios de conducta inesperados.
- Denunciar cualquier hecho de
violencia.
- Ayudarlos y orientarlos en sus
requerimientos.
- Comentar con los maestros si se
piensa que las tareas son excesivas.
-
Estimularlos y felicitarlos ante sus éxitos y orientar sus fracasos y errores
para que aprendan de ellos.
Hay
que recordar que serán muchos los años que los niños estarán en la escuela y
que esa debe ser una etapa de aprendizaje saludable y placentero y no de
angustia y temor.
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