Conozca las tradiciones de Fin de Año en el mundo que otorgan la prosperidad


Foto: Collage de imágenes varias 
Cada país tiene su forma peculiar de celebrar la despedida del Año Viejo y la llegada de uno nuevo. Sin embargo, alrededor del mundo, hay tradiciones que se parecen y que tienen como vínculo común y ancestral romper con el pasado, dejando atrás las penas y los fracasos, para a través de ritos purificadores, poder iniciar una etapa nueva llena de prosperidad.
En naciones como España, México, Venezuela o Colombia es usual comer 12 uvas al son de las últimas campanadas, vestir ropa interior de color rojo o amarillo, y realizar un brindis para despedir el año que se va, en medio de los infaltables fuegos artificiales.
Mientras en España e Italia, no puede faltar la lencería roja, así como el plato de lentejas en la cena de Fin de Año, para asegurar la fortuna económica a lo largo del nuevo año, en algunas zonas italianas, como Nápoles, es costumbre lanzar trastos viejos por la ventana, como un símbolo de renovación y de futuro.
En países como Ecuador, Chile, Argentina o Perú, al llegar la medianoche, se queman monigotes o muñecos elaborados para la ocasión que representan el año viejo, con la esperanza de que, con su desaparición, empiece una nueva etapa.
En Perú, al igual que en Colombia, la ropa interior también es importante. En ambos casos, el color idóneo para la fecha es el amarillo. En Colombia, como México, la superstición además obliga a salir y dar una vuelta alrededor de la casa con las maletas en la mano, para poder asegurar que se viajará a lo largo del nuevo año.

En otras latitudes

Cada año en Dinamarca, los daneses aprovechan la ocasión para demostrar su estima hacia los amigos y les lanzan platos viejos frente a sus residencias. Se cree que entre más platos rotos se acumulan frente a una puerta, mayor es el número de buenos amigos que tiene esa persona. Los alemanes, en cambio, muestran una actitud mucho más conservadora y precavida: dejan algo de comida en el plato, para asegurarse que tendrán prosperidad para el año entrante.
Hacia otros lados del planeta, cuando las agujas del reloj indican la llegada de la medianoche, los australianos estallan con ruidos de todo tipo: cláxones, silbidos y campanadas en las iglesias. Una forma de saludar el nuevo año que también es habitual en Sudáfrica y en Japón. Los nipones, tras haber limpiado la casa, expulsando de ella a la mala suerte, se despiden del año escuchando 108 campanadas de los templos budistas: 107 –el número de pecados, según esta creencia- destinadas al año que muere y una más de saludo al que nace.
Entretanto en Brasil, la gente se viste totalmente de blanco y después de la medianoche se lanzan al mar, saltan por encima de siete olas y comen siete uvas. En la playa de Copacabana de Río de Janeiro, la fiesta es especialmente destacada con la ‘Reina de las Aguas’, una divinidad de origen africano que recibe regalos de los presentes, mientras las aguas del mar se van llenando de flores u otras ofrendas.
En Finlandia, los habitantes descubren qué les depara el futuro a través de los objetos escondidos debajo de las tazas.
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