Mi Chinita .. Hoy es tu dia!!!

El pueblo zuliano, “bravo y fuerte”, como lo proclama el himno de La Chinita, celebra el 18 de noviembre, el día de su Patrona, la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. El amplio delta de nuestros diferentes orígenes confluye hacia el único y caudaloso río de la zulianidad. Ella, “La Chinita”, como la bautizó el afecto popular, preside el torrente de la zulianidad, caudal a través del cual se abrazan las diferentes culturas hacia el cauce común de nuestros valores espirituales. 
Esa veneración es el pilar de la espiritualidad regional. Allí terminan nuestros diferentes orígenes. No importa donde se haya nacido, en qué Estado del país, en cual nación y continente o en cual cultura. No importa la ideología política que se profese. No importa la edad, el oficio o la profesión, ni los títulos académicos, ni los patrimonios económicos. Ante La Chinita lo que prevalece es la devoción que de Ella se tenga, pues todas esas pluralidades de razas y culturas convergen en la devoción que el pueblo le rinde en unacomunidad de fe.
Ahora en el tiempo de la fiesta religiosa, el delta de nuestros diferentes orígenes confluye hacia el lago inmenso por donde nos llegó nuestra Virgen Chinita, símbolo auténtico de la zulianidad, que es el punto exacto donde la pluralidad se hace cultura única, es decir, una forma de hablar, de pensar, de actuar… de ser. 
 De acuerdo con la tradición zuliana, la Chinita llegó a Maracaibo sobre las olas del lago. Cuenta la historia que un día del año 1749, una sencilla mujer acababa de lavar su ropa en las orillas del lago de Maracaibo, cuando repentinamente vio flotando una tablita de madera fina, la cual recogió pensando en que le podría ser útil para tapar la tinaja de agua que tenía en el corredor de su casa. A la mañana siguiente, cuando estaba colando el café, la mujer escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando. Fue a ver lo que sucedía y quedó sobrecogida de asombro al ver que la tablita brillaba y que aparecía en ella, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Por tal motivo, la mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene el nombre de El Milagro a la actual avenida junto al lago, donde estaba la casita de la lavandera. Luego de lo sucedido, numerosas personas acudieron a presenciar el prodigio, convirtiéndose por esto la casa de la humilde mujer en un lugar de veneración de la Virgen por parte de múltiples creyentes.

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