DÍA DE LA JUVENTUD


Un grupo de jóvenes estudiantes y seminaristas, capitaneados por José Félix Ribas derrotaron a las fuerzas realistas de José Tomás Boves y Francisco Morales. En 1947, la Asamblea Constituyente declaró el 12 de febrero como Día de la Juventud de Venezuela, en homenaje a aquellos aguerridos estudiantes del seminario y de la Universidad de Caracas, que junto a un grupo de soldados del ejército libertador, derrotaron a los realistas en el sitio de La Victoria, impidiendo con ello que las fuerzas del imperio español, cortaran la comunicación entre Caracas y Valencia. Desde entonces, la juventud venezolana no ha cesado de luchar por sus reivindicaciones más sentidas, y de soñar con una sociedad distinta, sin desigualdades, así como en defensa de las libertades democráticas.
 Significativas fueron las luchas de los jóvenes estudiantes de la Generación del 28 contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, que abrieron el camino a las jornadas de febrero de 1936 contra el régimen de López Contreras. En aquella ocasión, la juventud obrera y los estudiantes caraqueños coincidieron en su afán de libertad y de satisfacción de sus reivindicaciones sociales y laborales.
No cesó esta lucha juvenil durante los años de la oprobiosa dictadura de Pérez Jiménez. Y se expresó en toda su magnitud el 23 de enero de 1958 en las barriadas populares, en los cuarteles, y en el seno de la juventud obrera.
Cabe recordar que fueron los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela los que despertaron la chispa de la insurrección contra la dictadura, un 21 de noviembre de 1952.
Aquella huelga universitaria que rápidamente se extendió por todo el país, estuvo precedida por la que habían promovido los estudiantes de los liceos Fermín Toro, Aplicación, Juan Vicente González, Andrés Bello, Razetti, Caracas y la escuela Miguel Antonio Caro.
Buena parte de aquella juventud que despertó la lucha contra Pérez Jiménez, vio frustradas sus esperanzas con la democracia burguesa instaurada a partir de 1959, con el Pacto de Punto Fijo como garante de su institucionalidad.
Ese anhelo de justicia, fortificado por la energía propia de la juventud, no se ha detenido ni un momento. Y hoy la juventud venezolana continúa su lucha desde los sindicatos en defensa de reivindicaciones laborales, en defensa de las contrataciones colectivas. Desde el campo la juventud campesina pelea por la tierra y contra el sicariato de los terratenientes y la complicidad de la Guardia Nacional. Y en los barrios populares la energía juvenil se abre paso contra la pobreza y la inseguridad. Mientras que un fuerte movimiento estudiantil se levanta en defensa de las libertades democráticas, contra la crisis eléctrica y por sus derechos estudiantiles.

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